BRISA SILENTE
Tal que una brisa de aire silente, que
acude a rozarte el rostro, para decirte que el Cielo vibra por todos nosotros,
así de firme te encuentras tras disponer de la certeza, de que la brisa
transporta en su propio silencio, una preciosa oda. Viaja por interminables
laderas, cruzando planos y fronteras, fluyendo por el amor que sabe que le
espera, cuando su rostro tenga esa certeza y la duda la haya vaciado de
pruebas.
Arde la llama que la acompaña, despidiendo
destellos y credos, quemando los restos y los duelos, para liberar de cualquier
oprobio ese corazón que emerge, de las aguas de sal más profundas existentes.
La brisa silente no afirma ni desmiente,
viaja solamente lejos muy lejos de su morada, siendo transportada por la más
eterna de las llamas, escucha, no es un ave quien habla, es la brisa, la que ya
no se amaga, la que roza tu rostro y surgen las lágrimas.
Vacía de ti la angustia, para que la brisa
sepa que puedes sentirla en tu cara y no volver a huir de la morada, la que
nunca te dio la espalda.
Cálida templanza, angustia incontrolada,
manos que desesperan y aguardan, mientras esperan del Cielo unas nuevas palabras.
¿Lo sientes…? He rozado tu cara. Muere,
sólo es una muerte más, entre las muchas que te aguardan, pues hoy te confirmo
que tú no eres tus credos, eres mucho más que todo eso.
Temple Inanna