CLAVE – EL CUERPO DE LUZ
Aspecto del Árbol de la Vida – 2.- LAS RAÍCES
Cuatro sirenas engalanadas con vestidos tejidos en oro y
plata,
se sumergieron en el fondo de aquel océano
para rescatar un baúl
oculto por el tiempo.
Con sus manos ágiles y su fiel talento,
lo sacaron a flote,
lo llevaron a la orilla y lo abrieron.
Increíbles textos grabados en papeles de todos los tiempos,
narraban la mágica historia de todo un Universo.
Cuando la primera de las sirenas tomó el papiro
lacrado con ungüentos,
el perfume se extendió por todo el Reino,
fue entonces cuando la segunda de las sirenas,
cogió entre sus dedos
ellos trozos de tela tejidos desde lo ancestro,
al desplegar el tapiz,
el suelo y el cielo quedaron cubiertos por un indescriptible
halo
que había quedado grabado como un registro eterno.
Poco después,
la tercera sirena,
tomó un recipiente canopo,
lo abrió y al hacerlo
el aire se contaminó de aquel arcano polvo
e inhalándolo, evocaron el diseño de la creación.
Todas miraron a la cuarta sirena,
quien sonreía,
esperando su momento.
Muy loable y sincera,
extrajo una anciana arpa,
diseñada por una bellísima anciana.
Todo quedó en silencio,
la sirena tomó el instrumento,
respiró el polvo,
oteó la tierra y el cielo,
leyó el libro de la vida de aquel Universo
y son más, su música y su verso
penetraron en toda forma de vida, sin excepción.
Alguien en la Cumbre lloró,
el baúl por fin había sido abierto.
El Adalid, secó sus lágrimas y caminó,
descendiendo aquel largo y ahora transitable
sendero,
Un sendero, serpenteante…
Temple Inanna