Puede
parecer una reiteración nombrar a este Fuego como Ígneo, pero es así debido a
que el Fuego Ígneo nos habla de dos Espíritus, el propio del Ser y el propio de
la Mónada, en su proceso como Espíritus en manifestación, cuando su propósito
es el de convertirse en Espíritu Creador, algo que solamente viene otorgado por
la Mónada a la que pertenecemos, pues es únicamente el Espíritu Monádico quien
tiene la sabiduría y otorga el beneplácito de aceptar que el Alma se una a la
Voluntad Elohim de un Espíritu ajeno al sistema monádico experiencial.
La
activación de este Fuego Ígneo solamente podrá realizarse por propia voluntad
del Espíritu Creador del Ser, de mutuo acuerdo con el Espíritu Monádico, lo que
produce una iniciación espiritual para el Alma, que por primera vez va a
experimentar la emancipación de la Mónada para instruirse como co-creador. Esto
solamente ocurre al finalizar una etapa kármica definida y abortada por el Ser,
en prevalencia a todas las sintonías y esferidades propias de su kundalini en todas
sus fases binoculares y algorítmicas en las que había en constante flujo
dimanante con respecto al Espíritu Creador.
Temple Inanna