20.-
Ciudad de Amine – Horam (Bhúdica) – 8D
Hábitat de Deidades – Vida de
Misiones
Para
poder explicar bien las cualidades de esta Ciudad, es imprescindible primero
definir qué entendemos por deidad, para ello vamos a tener que abolir de
nuestra mente, cualquier connotación pasada sobre el paganismo con el que las
religiones monoteístas acusaban a las politeístas. Cuando hablamos de deidad,
estamos hablando de un proceso evolutivo de la conciencia que tras descender a
lo más denso frecuencialmente hablando, ha sublimado su alma a lo más elevado,
alcanzando una frecuencia vibracional, con paralelismos propios de la
naturaleza de la divinidad. En ningún caso una deidad es Dios, ni puede
pretender serlo, pero sí puede ser un enviado de Dios, un misionero, cuya
misión va a representar la apertura de unos algoritmos que el alma desconocía.
Se
trata de un aliado de Dios – Dios, entendido como Aquel del que nada puede decirse -. Las deidades son para Dios el
absoluto éxito de la evolución humana.
En
la Ciudad de Amine-Horam, el estado
de conciencia planea en el estado superlativo del plano bhúdico universal, por
lo que es imposible que si no se alcanza ese estado, jamás se puede penetrar en
esta Ciudad, pues las leyes que la rigen, lo impedirían. Siempre que un alma
accede a Amine-Horam, es porque tiene algo que perfilar de sí misma, existe o bien
un compromiso consigo misma, o un sentimiento de poder ser de utilidad al plan,
que necesita encarnar y sabe que no podrá hacerlo si antes no se prepara.
Los
Trabajadores de la Luz, son entidades despiertas que contribuyen de forma
individual a los planes evolutivos colectivos, en cambio las Deidades, además
de ser entidades despiertas, conscientes de los planos superiores y ancianas, actúan
de forma global y no individual con sus aportaciones, disponiendo de una
capacidad de liderazgo, que es la que el aspecto divinizado utiliza como
mediador entre mundos. Por ello, las deidades tienen que resonar no solamente
con la naturaleza divina, sino también con el estado de consciencia de la masa
crítica de la Conciencia Colectiva Planetaria, sino, de otro modo, sus
cualidades divinas no serían de recibo en el momento presente en el que van a
intervenir. Para que se comprenda mejor, diremos que por ejemplo, los panteones
de divinidades que se conocen, procedentes de otras épocas en el tiempo, hoy
tienen que ser actualizados, pues aquellas necesidades espirituales, eran para
aquel momento y muy probablemente no tienen sentido en la actualidad. En
cambio, en el ahora, las necesidades son otras, y ahí es cuando las deidades
sufren sus propias transformaciones, a través de las almas con las que hoy
intercambian información vital, activa y resolutiva, del campo vibracional
planetario. Estas “actualizaciones” son totalmente inherentes a los Registros
Akáshicos de Gaia y a todas las intervenciones extraplanetarias que se han
realizado a lo largo de su historia, pues todo está contrastado desde otras
dimensiones y sobre todo, muy bien amparado por la Confederación Galáctica, que
en ningún caso abandonaría o dejaría el plan, en manos de los intereses
evolutivos, exclusivos de esas entidades que se están erigiendo como deidades
para regresar en misión al plan de creación.
En
esta Ciudad, se le asignan a la entidad que accede, otras deidades que van a
resonar con su propósito y que van a erigirse como guías para el alumno que ingresa
en calidad de aspirante. Todas las intervenciones que se decidan, siempre van a
estar supervisadas por estos guías a quienes también se les conoce como
“impulsores del alma”, pues su razón es la de conseguir que otras almas con
acceso a las frecuencias propias de la naturaleza divina, mantengan firme el
impulso primero de cocreación como interventores en el plan.
Los
Impulsores, habitualmente son tres, ellos forman una trinidad resonante con el
Ser Superior del alma en proceso deídico. Esto es muy importante conocerlo,
pues una vez el alma deídica, acepta las leyes que rigen en la Ciudad de
Amine-Horem, es inapelable que sostenga la resonancia con la trinidad designada
como guía, y que permita que la trinidad intervenga en sus vibración, cuando
ésta, por los motivos que sea, se precipite, o bien oscile a un ritmo que
podría suponer un desfase, retroceso o freno para el propósito.
Existen,
como en todo en la creación, entidades que han abortado el propósito y que su
primer acceso a la Ciudad no ha prosperado.
Temple Inanna