14.- Ciudad de Phileas Marei (Límbica) – 6D
Hábitat Angélico y Dévico –
Vida de Postulación
La
vida de postulación es una vida de servicio, principalmente, pero también de
experimentación en cuanto a los recursos internos que favorecen un clima de
vida desconocido, en lo referente a los ritmos vibracionales de las secuencias
espacio temporales. El hábitat angélico y dévico lo que sugiere es el
desarrollo de esos recursos y su postulación al mundo al que se dirige la
energía de la entidad no encarnada en los mundos materiales. Es necesario
comprender que la vida de postulación, es un ejercicio que está relacionado con
el dar y recibir en las sinergias que se crean en otros planos de conciencia,
donde no existen raíces terrenales, ni vínculos materiales, todo está
supeditado al propio impulso motor de la voluntad del ángel o deva que esté
preconizando dicha postulación.
Postular
no es más que “solicitar” a lo ajeno que adquiera la resonancia de la propia
entidad, por lo que el ángel o deva tiene que aprender a ser “el referente”
inmaterial de las almas que habitan en el mundo material. Tal aprendizaje es
digno de una gran dote de atesoramiento de capacidades internas válidas y
preciadas por el mundo al que se va a dirigir dichas energías cósmicas. Debido
a que tanto los ángeles como los deva sostienen en su Cuerpo de Luz los ritmos
cósmicos, son ellos al postular en la vida planetaria, quienes proyectan en el Logos
Planetario la resonancia quántica del ejercicio energético que tienen a bien
mostrarle a todos los reinos del planeta.
Ellos
jamás intervienen en nada, simplemente se limitan a sacar sus recursos y a
crear fuentes de una vida mayor que represente una atracción para las almas, de
modo que esta postulación se convierta en una dádiva universal para el alma
encarnada que la reconocerá como propia, siempre y cuando esté despierto a
recibirla.
Cada
una de las formas individuales de vida del planeta, tienen sus propios ángeles
y devas que van a representar desde los inicios de la encarnación, esos guías
internos. No existe nada ni nadie abandonado literalmente hablando de los
mundos espirituales, nadie, eso es una falsa percepción del ego, que justifica
su mezquina actitud, reprochando al cielo su abandono, algo propio de almas
inmaduras que no han sido todavía capaces de confiar en la vida y proyectan la
negación de otras formas de vida no encarnada, como es el caso de lo que se
conoce como ángeles y devas.
Sería
necesario aclarar que pese a que el apelativo de ángel no es leal al verdadero
significado que tienen estas entidades que habitan en Phileas Marei, si es este
con el que las vamos a identificar, ya que dentro de este mundo terrenal, es lo
que más se aproxima, aunque tenemos que decir que en esta Ciudad de Luz, se las
conoce como Ilen-arum. Los Ilen-arum pertenecen a mundos de superlativa
consciencia que han cruzado durante eones, segmentos temporales y pueden
preconizar sus actuaciones en otras creaciones, sin perjuicio de la misma. Por
este motivo decimos que el nombre de ángeles, se aproxima pero no es fiel a su
identidad real.
En
el caso de los devas, sucede algo similar, pese a que el mundo dévico no está
reactivo en la actual línea de tiempo, si dejó su perfecto y magnífico rastro,
de cuando la vida dévica fue clara y protagonista en una línea de tiempo que se
cruzó con la actual en la 4D. Esto provocó que muchas almas fueran testigos de
esa evidencia, pero a un tiempo fue una evidencia demasiado débil y con una
masa crítica precaria, lo que motivó que el mundo dévico quedara oculto para la
mayoría y algo visible para los que sostuvieron su vivencia, con la confianza
que otorga la experiencia personal. Estas almas fueron “marcadas” con la huella
de los Anir-vakan, el nombre con el que en Phileas Marei se conoce a los devas,
esta huella quedó en el ADN de estas almas, con la idea de que se convirtiera
en un registro que no pudiera ser aniquilado por el déficit de masa crítica.
Gracias a ello los Anir-vakan no han “muerto” en la 3D, pues desde la 4D se
conservó vivo y latente su vida de postulación.
Temple Inanna