LA ESFINGE
Los
Salones de Amenti son invadidos por el silencio, solamente una poderosa voz,
que como un rugido veloz, se expresa tras su soledad ancentral, comunica que es
el momento, que el Espíritu primero ha tomado asiento y que en Gaia todo está
preparado para recibir y dar la mano a este poder verdadero, el que quedó
oscurecido y anulado entre las falsas voces del desierto. En la cúspide de la
pirámide puede destacarse un lucero, algunos dicen que es hermoso y otros que
vive en absoluto reposo. Lo cierto es que desde lo más lejano de Sirio, se
poblaron mundos enteros, de fuentes y credos, para que llegado el momento todo
lo que amaga Amenti pudiera verlo el Universo.
Por vez
primera la Esfinge abre los ojos, nace con los ojos abiertos, de una madre
verdadera, que conoce los oprobios. Ahora la Esfinge no tiene saber ni dueño,
pues siendo como es un pequeño retoño, tiene que experimentar de nuevo, sin
saber ni conocer, tal como su madre le hizo saber.
Los
Salones de Amenti guardan algo digno de considerar, no son más que diez
familias que desde el Espíritu Primordial, ampararon la vida terrenal.
Hoy es
el momento, es el día de abrir los Salones a la luz de la vida, ya no es
necesario que se oculten más, en esos pasadizos secretos, para que nada los
pudiera aniquilar. La luz en el Amenti es una verdad, las Pléyades corroboran
que existe la libertad. Dicen que se ha visto llegar a la gran dama y que
aquello era señal de que había llegado el final. Dicen que la dama acudía
embarazada y que al parir, la Esfinge comenzó a vivir.
En
Alcione, se divisan los prados, y como allí todos los que se consideran
hermanos, se unen para habitar las Cordilleras de Wienay – Kodar. La luz solar
lo invade todo, no existe nada más, la Raza Koradi acaba de llegar. Silencio…
la magia está latiendo.
Temple Inanna