En
este caso estamos hablando de la característica del Agua que marca un principio
y un final, al contrario que el Agua Voluptuosa, pues esta forma del Elemento
Agua está comunicándonos que se ha alcanzado una fase del camino y que es
preciso iniciar otro, es la que nos conecta directamente con el estado de
muerte material y por lo tanto es la que está presente en la zona de
destrucción de aquello que llamamos vida. Es el Agua del caos que desordena,
desorganiza, desestabiliza todo el orden establecido creando la confusión
necesaria que conectará con la necesidad de iniciar un nuevo orden. El Agua
Anunciante, hace lo propio, anunciar que se ha alcanzado una etapa y que para
continuar se tiene que desestimar lo que ya no nos sirve. El Anuncio se realiza
siempre por medio de la activación de esta forma de Agua en la Sede del Alma.
Se podría visualizar como un portal cuyo aspecto es el de un agua insondable por
el que el Alma tendrá que cruzar indefectiblemente para regresar a otro plano
de conciencia, más allá del mundo material. Es la forma del Agua que está
presente ante el estado de muerte y por la que la Conciencia fluye y se entrega
al caos primordial. En ese estado desaparece cualquier estado de consciencia
para sumergirse en la más absoluta inconsciencia, donde el Agua Anunciante se
unirá al Éter Dimanante y se permitirá un episodio de pralaya o silencio
espectral que solamente será interrumpido cuando el Espíritu Volitivo tome el
mando e inicie un nuevo episodio de vida, sea en los mundos que sean donde
decida experimentar, pues cuando el Agua Anunciante se hace presente, es porque
el Alma ya ha alcanzado una Edad avanzada, lo suficiente como para desear
formar parte experimental en otros planos y realidades que a un tiempo lo
conectan con los estados de vida y de muerte, de forma normalizada y coherente,
como algo propio de la evolución. Podemos asegurar que el Agua Anunciante no
puede ser consciente a todas las edades del Alma.
Temple Inanna